sábado, 14 de abril de 2012

Capítulo 6

De repente la puerta se abrió y Paul estaba al otro lado del umbral.
—Huy, esto... Yo... Lo siento, me he equivocado... —dije totalmente avergonzada.
—Ya lo veo. ¿Y a dónde ibas?
—Buscaba la habitación de Harry...
—Ah, es esta de aquí al lado.
Le di las gracias y me giré para tocar a la puerta de Harry, pero en ese momento Paul continuó:
—Escucha, chica... Supongo que eres consciente de que lo que estáis viviendo tu amiga y tú no es algo que les pase a muchas fans, por no decir a ningunas —asentí—, así que por favor... Os pido discreción. Es decir, cuando volváis a casa no podéis ir contándoselo a todo el mundo... Podríamos tener muchos líos si los medios se enteran de todo esto. Lo siento, así es este mundo...
—Está bien. Gracias, buenas noches.
En realidad no estaba bien. Era frustrante que te pasara aquello y no poder contar nada. Pero bueno, haría lo que fuera por continuar viviedo ese sueño.
Toqué a la puerta de Harry.
—¿Cata...? ¿No estás durmiendo? —Harry abrió la puerta, estaba en boxers. Su voz era súper sexy, y él en sí.
—La verdad es que no he podido dormirme pensando en todo lo que ha pasado hoy.
—¿A qué te refieres?
—¡¿Cómo que a qué me refiero?! —Harry me hizo un gesto para que entrara en el cuarto, entramos y cerró la puerta—. He estado todo el día con las personas que más amo en este universo. No tienes ni idea de lo mucho que te quiero, Harry, y estar diciéndote esto a la cara es muchísimo más que perfecto. No me da vergüenza, porque es lo que siento. Pero... Sin embargo estoy muy triste.
—¿Por qué? —se sorprendió el ricitos.
—Porque a pesar de que te quiero tanto, alguien como yo nunca podrá estar contigo.
—¡Eso es una tontería! Yo soy un chico, tú eres una chica. ¿Por qué no podríamos estar juntos?
—Tienes a millones de fans detrás tuyo, muchísimo más guapas que yo, muchísimo más simpáticas que yo. No hay razón para que te fijes en mí
A Harry se le notaba un poco nervioso.
—Lo cierto es... Que ya lo he hecho.
¿Estaba escuchando bien? ¿El miembro de la boyband británico-irlandesa One Direction, Harry Edward Styles, había dicho que se ha fijado en mí? No podía creerlo.
—¿Qué? ¿En serio? —noté que estaba más roja que un tomate.
—Sí, Cata. Eres dulce, divertida, preciosa. Cualquier chico se podría fijar en ti. Hasta yo —reímos—. Recuerda que siempre tienes que luchar por tus sueños.
—Harry, tú eres mi sueño.
—Entonces no me dejes escapar.
—Eso va a ser difícil, tienes una gira mundial que atender de aquí a unos meses...
—Pues tendremos que aprovechar el tiempo que me queda aquí. Las cosas pueden cambiar mucho.
Nos miramos a los ojos por unos segundos y nuestras miradas sonreían. En aquel instante de mi vida creía en que nada es imposible. Quería mucho a Harry y ese momento era hermoso, como acto involuntario miré sus labios, le miré a los ojos otra vez y le robé un beso. El chico se quedó perplejo, pero no dio signos de disgusto.
—Vaya, esto sí que es aprovechar el tiempo —dijo.
—Ah... Lo siento mucho, me he dejado llevar... Es que...
—¿Sabes? Yo suelo decir que nunca hay que pedir perdón por hacer algo que te sale del corazón. Pero tengo que admitir que ha sido muy repentino...
—Aish. Eres tan perfecto, no puedo dejar de mirarte.
—Lo sé, baby —cómo se notaba que estaba hablando con Harry Styles. Siempre pensé que las entrevistas y eso exageraban con su egocentría, pero entonces comprobé que no. Aunque lo decía de broma, claro.
—Dios mío, estoy cansada.
—¿Nos vamos a dormir ya?
—Sí, creo que me voy a ir yendo hacia mi habitación.
—¿Qué? No, duerme aquí.
—Pero no quiero dejar a Radi sola...
—Venga, ¡pero si sé que te mueres de ganas de dormir conmigo!
—¡Harry! Conseguirás que me vaya —me fui hasta la puerta y me quedé girada hacia ella.
—Está bien, está bien, lo siento mucho, por favor quédate conmigo...
Puso los ojitos del gato de la peli de Shrek. Era tan tierno, dios, nunca me hubiera podido llegar a imaginar que Harry estaría invitándome a dormir con él en su cuarto.
—Muy bien, me quedo. Pero porque eres tú, eh.
Me giré hacia la cama y Harry ya estaba metido entre las sábanas. Se me hizo muy raro, pero abrí la manta y me eché yo también. Nos quedamos cara a cara tan solo mirándonos a los ojos. La sonrisa no se borraba de mi cara. Estaba deseando contárselo a las odiosas chicas de mi instituto... Pero entonces recordé lo que me dijo Paul. Era una lástima.
Y perdiéndome en los ojos de Harry, finalmente me quedé dormida.

2 comentarios: